A ti el primero, pero también a tu familia y a tu entorno.
Ningún sufrimiento que se produzca en el interior empresa debe aceptarse como normal "Uno ya sabe a lo que viene" me decía un CEO, ahora en el paro, "hay que venir a trabajar llorado" también repetía.
Aceptar esta normalidad destructiva - asumir que el trabajo nos devora como personas, que la empresa es una picadora de carne, un entorno disfuncional que genera sufrimiento- es el mismo trabajador el que la mantiene. Da igual la posición que ocupe, ya sea alta dirección o el mensajero. Saben que si dudan de lo que se considera "normal", se les apartará y acabarán arrojados por la borda a la primera oportunidad y no habrá una ballena que les salve de morir.
Pero hay más, en la empresa convertimos nuestras debilidades en fortalezas, y así destruimos todo lo que nos importa y necesitamos: nuestra familia. Pienso en esas inmensas y viajes de incentivo en los que todo está permitido, incluso la lujuria como en el Lobo de Wall Street. ¡Lo que ocurre en las Vegas se queda en las vegas! ¿Cuántas mujeres y hombres han sido contagiados por enfermedades sexuales traídas a casa después de un viaje de negocios?
Cuando aceptas como normales los comportamientos no éticos, el trabajo acabará devorándote.